viernes, 22 de enero de 2010

Del amor al odio hay un solo paso V

Seguimos caminando le resto del trayecto en silencio, la verdad era que cuando te ponías a pensar, esos pocos kilómetros no eran nada, los recorrias facilmente. Tal vez debería haber llamado a mi escoba, en unos pocos minutos hubieramos estado ya en la puerta de Hogwarts. De todas formas lo dudaba mucho, la zona estaba custodiada o eso creía. Verian mi escoba y la habrían seguido hasta nosotros, lo que conllevaba a que tendríamos un castigo asegurado y eso era algo que quería evitar a toda costa por muy acostumbarda que estubiera.

Nos detubimos frente a la puerta de entrada, al cruzar esa puerta los dos sabíamos muy bien que daríamos por terminada la relacion de amistad. Miré a Malfoy unos momentos sintiendo una creciente tristeza, había sido lindo poder compartir parte de esa noche con él a pesar de los incidentes. Hubiera pagado una fortuna por saber sus pensamientos.

Sentí un impulso, un estúpido impulso. Uno que hubiera preferido evitar, que nos traería problemas si alguien merodeaba por esos lares. Examiné sus ojos en busca de otra cosa que hielo, me sumergí en ellos duramente un rato, eran muy parecidos a los mios, pero los suyos eran casi transparentes cuando mis ojos eran azules, muy oscuros.

El impulso me ganó y me puse de puntilla para rozar nuestros labios. Cosa que pareció bien recibida de su parte porque cuando estaba a punto de separarme tomó mi rostro entre sus manos y siguió besandome. Era raro, aún no sabía porque me correspondía si anteriormente le había dado un buen golpe porque casualmente él me habia besado a mi. Decidí que no me importaba, que debía aprovechar el momento, que luego, mas adelante, cuando nos hubieramos ido a nuestras respectivas habitaciones, nunca mas podríamos compartir nuevamente.

Le seguí besando como si no hubiera un mañana, sintiendo como sus manos se delizaban desde mi rostro por mi cuello, mis bazos y hasta mi cintura, acercadome mas a él. Entreabrí los labios respirando su aliento mientras rodeaba con mis brazos su cuello y acariciaba su cabello suave al tacto.

Si, definitivamente eramos una pareja de idiotas, mal psicologicamente, pero no me importaba y parecía que a él tampoco y eso fue lo que me agradó. El riesgo que corríamos había pasado al último puesto de nuestras preocupaciones porque estabamos muy ocupados besandonos. Mi mente estaba en blanco, me había olvidado de todo, siquiera sabía qué hora era. Y no es que me importara en verdad.

Una de sus manos, que por cierto era mas grande que la mia, se deslizó por mi espalda y me atrajo mucho mas hacia él, borrando cualquier hueco entre nosotros. No sabría decir cuánto tiempo pasó en que nos besamos, para mi era como si el tiempo se hubiera de tenido. Mi respiracion era agitada y mi corazon era similiar al batir de las alas de un colibrí, por no mencionar las mariposas en mi estómago. Comenzaba a preguntarme si él sentía algo parecido y es que verdaderamente lo dudaba un poco.

- Draco -suspiré en sus labios apartandome a duras penas- tenemos que entrar -murmuré y la verdad era lo que menos tenía ganas de hacer, pero era necesario. No podíamos pasarnos toda la noche besandonos y alargando el momento, esto solo era una excusa para no arruinar nuestra “amistad”.

- Si -y con eso, fue como si me echaran un balde de agua fria. Inspiré aire para tranquilizar mi respiracion, mis manos fueron a parar a su pecho. Acomodé el cuello de su camisa en un vano intento para no separarnos, pero entre mas largo se hacía mas me costaba juntar las furzas para irme. Me apraté definitivamente de él y suspiré pesadamente.

- Bueno, nos.. veremos -qué estúpida ¿Otra cosa peor no tenía para decir, vedad? El chico parecia menos afectado que yo, era mas firme, tenía mas fuerza de voluntad ¿Dónde habría quedado MI voluntad? Ni idea.

Abrió la puerta y se metió por el hueco, me esperó del otro lado ya que segurmaente imaginaba que no podía cerrar el portón sola. Le seguí en silencio y miré la gran escalera unos segundos. Las luces no seguian encedidas, seguro era para que los Prefectos se mataran calledo por las escaleras. Reí entre dientes ante esa absurda idea ¿Dumbledore haciendo semejante travesura? ¿Aquella impocible conspiracion contra los alumnos? Cuando me giré para hablarle a Draco ya no estaba, y la puerta ya estaba cerrada. Me dió un escalosfrio ¿Cúando se había ido? Ese chico en definitiva, era raro.

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