domingo, 18 de abril de 2010

Del amor al odio hay un solo paso VII

Demaciada luz, rayos. ¡Cierren esa maldita ventana!

Fruncí el ceño mientras ponía un brazo sobre mis ojos ¿Qué tanto les costaba mantener todo oscuro para que pudiera descansar? Tenía la boca seca, necesitaba agua tal y como había dicho... Malfoy. Abrí los ojos y me incorporé en al cama. ¿Había sido real? ¿No un sueño? Miré todo, estaba en la habitación y no recordaba mucho que digamos.

Me sentía mareada por sentarme tan repentinamente. Suspiré pasando una mano por mi rostro para despejarme un poco. Estaba demasiado cansada, tal vez si me daba una ducha me despertaría mejor. Salté de la cama y busqué ropa limpia en mi baúl, encontré la túnica de Slytherin y la deje donde estaba, luego se la daría. Si es que lo encontraba...

Bajé las escaleras, salí apresurada caminando por la Sala Común. Logan se me puso en frente y dí un respingo mientras sonreía.

- Hola -saludé tratando de esquivarlo para llegar hasta la abertura y de ahí salir disparada al baño. Lo que menos quería ahora era ponerme a pensar en lo que había pasado a anoche, necesitaba distraerme.

- Eli -me tomó del brazo. Miré el techo, como echándole la culpa a la supuesta divinidad que nos observaba desde el cielo. Sonreí de lado mientras me detenía a mirar a mi mejor amigo.

- ¿Qué pasa? -lo miré, o mejor dicho, lo evalué con la mirada. Aún tenia puesto el pijama y el cabello desordenado con una cara de dormido que hasta me habría echo reír de no estar tan nerviosa.

- ¿Dónde estabas anoche? -me soltó y me observó unos momentos. Tapé la mitad inferior de mi rostro para ocultar las marcas de las manos de cierto chico que había tratado de afixiarme y reí mientras seguía con la farsa del castigo.

- Me castigaron y pues... verás, llegue bastante tarde -rodé los ojos para quitarle importancia. Se fijó un poco mas en mi y cómo escondía el rostro. Apreté los labios deseando que me dejara ir.

- Te noto acalorada -¿acalorada? Por dios ¿Desde cuando hablaba de esa forma Logan? Fruncí el ceño y reí divertida por su expresión. Acalorada... las cosas que se le ocurrían a ese chico.

- ¿Desde cuando usas esos términos? -observé dando unos pasos hacia atrás, acercándome a la salida. Se encogió de hombros.

- No se.. ¿Haremos algo hoy? -siguió sonriendo, como perdido. Dí un respingo irritada, quería largarme de ahí. Traté de pensar con rapidez y asentí.

- Eh.. pues... -dudé unos momentos seguía nerviosa, esperaba que el estado zombie de Logan siguiera por un rato mas.- Si, esta tarde, nos escapamos y vamos a volar, vale? -sonreí abiertamente volar era algo que disfrutaba a lo grande, si se negaba él sabría que le pegaría o algo por el estilo. Asintió.

- Vale, a dónde vas tan apurada? -siguió observame, sabía que mi cabello estaba echo cualquier cosa y la ropa que tenía puesta demostraba que tampoco estaba muy despierta que digamos.

- ¡A bañarme, Logan! Adiós -Salí despaborida por el orificio del retrato, sabía que se me había quedado viendo. Estaba nerviosa, muy, mucho. Necesitaba el baño ya.

Bajé escaleras hasta el segundo piso, me metí en el baño y fui directamente a las regaderas. Escuchaba unos sollozos, rece porque no fuera Myrtle. Me descambié y me metí en la ducha dejando que el agua mojara mi cuerpo.

- ¿Quién esta ahí? -maldecí entre dientes y el fantasma de una niña asomó la cabeza por el piso de cerámica y me miró sonriendo ampliamente.- Hola muchacha -me sentía algo incómoda que me obsevara desnuda, pero al fin y al cabo eramos mujeres, ambas.

- Myrtle ¿como estas hoy? -comenté mientras me mojaba el rostro. Bufó ¿Molesta? Yo no le había echo nada de nada. Dio unas vueltas por el aire chillando.

- ¿Cómo crees? ¡Unos niños de segundo comenzaron a arrojarme pasteles de calabaza! -alcé las cejas y asentí mientras comenzaba a lavarme el cabello con mi shampoo floral de siempre.

- Eso.. debe ser realmente horrible -no tenía mucho interés en el tema. Esta fantasma se quejaba demasiado y bueno, los chicos eran muy traviesos, necesitaban acción, hacer travesuras y ella era el punto, el banco perfecto ya que era un fantasma. Además de lo escandalosa que era.

- ¿Qué puedes entender tú de eso? -su tono chillón me lastimaba los oídos, rayos. Me miró con desprecio mientras suspiraba profundamente. Sabía que nos envidiaba por estar vivos y que ella daría lo que fuera por volver el tiempo atrás y vivir nuevamente.

- Es cierto, no entiendo, pero tranquílizate, Myrtle -enjuagué mi cabello y dejé que el agua caliente recorriera mi cuerpo por puro placer.

- ¿Cómo puedo tranquilizarme? ¡Son unos salvajes! -se quejó chillando nuevamente, sollozando. Cerré el grifo y tomé la toalla para luego envolver mi cuerpo con ella. El fantasma se sentó sobre uno de los cubículos de los baños y me miró sonriendo de lado. ¿Sonreía? Dios, esa chica si era extraña.

- No se, Myrtle -no me gustaba llevarle mucho el apunte, prefería evitarla y ya. Comencé a secarme para poder vestirme y volver a la Sala Común de Gryffindor donde esperaba Logan no siguiera mirando la salida. Eso sería extraño.

- Se nota que no te intereso en lo mas mínimo, eres una insensible ¡Como todos los demás! -se metió en uno de los inodoros y no volví a verla. Suspiré con alivio mientras comenzaba a cambiarme y me ponía ropa muggle. Ya era Sábado así que no tenía ganas de ir por ahí con mi uniforme de Gryffindor para variar.

Una blusa blanca y un jersey del mismo color y por debajo los típicos jeans. Simple, no me gustaba mucho eso de la combinacion de colores y estar a la moda y todas esas idioteces. Me sequé el cabello con un conjuro que había leído por ahí y que siempre usaba y me miré al espejo un buen rato sonriendo de lado. De todas formas, la sonrisa se desapareció al ver que concervaba los dedos de Malfoy en la garganta. Mascullé algo entre dientes. ¿Y ahora? La miré largo rato, tal vez... Si, eso, una bufanda.

La hice aparecer con un movimiento de la varita y me la envolví en el cuello dejando luego que callera sobre mis hombros. Me sonreí de nuevo en el espejo el reflejo se veía mejor. Aunque unas suaves ojeras que no había advertido antes, seguían ahí. En un leve tono violáceo, dándome un aspecto de cansada, con eso no podía hacer mucho. Asentí suspirando y tomé mis cosas, saliendo del baño para luego subir escaleras.

Entré por el hueco del retrato después de decir la contraseña de ese día y subí directo a mi habitación sin reparar en nadie de la Sala Común. Entré en el cuarto y saqué la túnica de mi amigo Slytherin de mi baúl. La observé unos momentos fijamente, con el ceño fruncido.

Tenía la mente en blanco, solo podía concentrarme en esos ojos fríos y penetrantes que me observaron incluso mientras estaba inconsciente. Me dio un escalofrío y sacudí la cabeza borrando esa mirada de mi cabeza. Inspiré aire mirando hacia los lados sin saber exactamente qué hacer. Debía ¿Qué debía hacer? ¡Ah! Si, debía debolversela a su dueño mortífago, que genial. Rodé los ojos.

Apreté contra mi pecho la prenda, ocultando el escudo y el color verde de la misma, si me veían con esto me mataban, así de simple. Me giré y comencé a bajar las escaleras apresuradamente preguntándome donde rayos podría estar Draco. ¿En la Casa de los Gritos? Nah. Seguí pensando mientras pasaba como un fantasma por la estancia y salía definitivamente por el agujero del cuatro.

¿En.. su Sala Común? Si, pociblemente. Pero no podía entrar ahí ¿Cómo rayos le explicaba a alguno de sus compañeros que yo tenia su túnica? Suspiré pesadamente mientas bajaba escaleras y seguía pensando dónde encontrarlo, el castillo era inmenso, podía estar en cualquier lugar. Bufé, seguía odiando que Hogwarts fuera tan grande.

Y de la nada, sientí un brazo alrededor de mi cintura y una mano en mi boca que me arrastraron hasta un lugar por los pasillos. Me quedé quieta, helada, sin emitir un sonido, aterrada. Si era una broma de Logan, le esperaba una buena paliza de mi parte. Las manos de mi secuestrador desaparecieron y miré detrás de mi para encontrarme de cara con Malfoy. Dí un respingo mientras trataba de calmarme.

- Te estaba buscando ¿Qué pasa? -lo miré fijamente mientras medio fruncía el ceño. Tenía el uniforme, o parte de él puesto. La corbata y la camisa además de los pantalones negros y los zapatos.- ¿Dónde vas? -me miró incómodo, o eso era lo que podía notar en su mirada.

- Me expulsaron -pasó una mano por su nuca e hizo una mueca. Me lo quedé mirando con una sonrisita tonta. Eso no era cierto ¿Porqué rayos lo iban a expulsar? No había echo nada, era injusto. que iba en serio su mirada me lo decía todo. Suspiré pesadamente y le dí la túnica mientras sentía un nudo de tristeza en la garganta que me impedía hablar- Se ve que alguien conto el... incidente de anoche -su voz estaba impregnada de resentimiento.

- ¡Yo no fui! -casi le grite. Estaba loco si creía que haría una cosa como esa. Era inaudito. Un nombre saltó a mi mente y miré a la nada- Silvio -dije sin creermelo. Asintió.

- Te creo -se acercó y tomó mi rostro con sus manos, mirando mis ojos fijo e hipnotizandome como siempre lo hacía cuando me miraba de esa forma. Rozó sus labios con los mios una última vez. Cerré los ojos, solo habían sido unos segundos, segundos eternos. Lo miré con tristeza, se giró y se fue, dejandome ahí, parada como tonta.

Solo me habían quedado dos cosas en claro. Una, la gente hacía cosas estúpidas pensando que protegia y hacía feliz a los demás. Y dos, entre el amor y el odio, y viceverza, había una fina linea, la cual había cruzado varias veces en una sola noche.

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