miércoles, 9 de diciembre de 2009

Lo mejor, es un toque de imaginación VII


Gemí con nostalgia. Dolor, dolor, simplemente eso. ¿Cuantas veces me había preguntado lo que se sentiría el cortarse a uno mismo? ¿Cuantas veces había cavilado el dolor que se sentiría cuando te ponen los frenillos? ¿Cuantas veces había pensado en el dolor físico? Mas casi nunca en el mental, porque no había nada que lo causara. Cuando algo no nos pasa a veces ni reparamos en aquello. No es que me estuviese haciendo daño mentalmente aunque bueno en realidad si, porque aquello era casi un trastorno, ver al chico que hacía unos momentos era mi novio cargando un arma era realmente horrible. Bien, sabía que el dolor no era nada agradable, pero estaba segura que nada de las cosas mencionadas anteriormente se comparaban con esto, nada.

Lo miré con fijeza unos momentos y en cuanto estuvo lo suficientemente cerca, flexcioné la pierna sana para propinarle una buena patada en el tobillo, rezando porque al menos le afectara un poco. Bueno, agradecía tener puesta aquellas botas porque el tiempo en que tardó en doblarse para frotar su pierna fue suficiente para que yo me pusiera en pié y cogeara hasta la puerta.

- ¡Ah, maldita...! -si, era mucho mejor si no terminaba su frase, porque ahí si que volvía y seguía dándole de a patadas. Me volví una fracción de segundo, no es que me interesara, ni mucho menos, pero solo quería calcular el tiempo que me quedaba para poder salir de ese lugar. Ninguno, el ya estaba de pie y se lanzaba contra mi. Abrí la puerta de un tirón y me arrojé fuera de la caseta. Excelente, escuché el ruido de un bólido que se cae contra el suelo de madera. Si, sabía que había fallado. Comencé a ponerme en pié, pero su mano me tomó fuerte de la botamanga del pantalón. Yo creo que fue la adrenalina, pero juro que pude escuchar el rasgarse de la tela y sentir el frío helado de la nieve cuando me paré casi sin esfuerzo.

- ¡¿A donde vas?! ¡Vuelve! -demasiado tarde. Comencé a correr o al menos a intentarlo. Sus gritos no me convencían, sabía que venía a por mi. Pero la cosa es que no sabía porqué y eso era lo que mas afligida me tenía. Yo no le había hecho nada, no le era infiel, no lo trataba mal, no me burlaba de él. ¿Qué rayos hacía mal entonces? Eso era todo un misterio para mi, uno que no quería averiguar en esos momentos.

Agradecí el sentir el aire nuevo en mi rostro, el fétido olor había desaparecido, el ambiente cargado ya no estaba más. Ahora podía respirar la libertad, aunque fuese momentaneamente realmente podía saborearla. La herida ardía cada vez mas y la sangre se secaba con el frío, aunque demasiado lento para mi gusto. Sentía el liquido correr por mi pierna. Sentía temblores de frío por mi pantalón roto pero no me importó yo solo corrí como si no hubiese un mañana, tan rápido como mi pierna herida me lo permitía.

Claro, eso no era suficiente, no con sus expectativas fijas, no con su poder de perceverancia, no con tantos árboles dificultando mi camino, no cuando estaba en su territorio, no cuando tenía muy entendido que estaba lejos de todo, no cuando sabía que estaba respirando mis últimos alientos, no cuando la esperanza que había ganado al salir de ese covertizo se me escapaban de entre las manos con cada latido perdido de mi corazón. Si, sentía mucho miedo.

2 comentarios:

Euge Vitelli dijo...

Yo también sentiría mucho miedo
me gusta me gusta
segui :)

Elastic Heart dijo...

Se le agradece :3 XD